La rivalidad entre hermanos puede parecer una parte constante de la paternidad. En cuanto se suma otro niño a la familia, es habitual que empiecen a surgir la competencia, los celos y los conflictos entre hermanos.
Si bien la rivalidad entre hermanos es natural, puede generar un poco de estrés como padre. La buena noticia es que existen formas sencillas de guiar a sus hijos hacia una relación más sana y amistosa.
Con la ayuda de la psiquiatra en ejercicio de Banner Health , Adeola Adelayo, DOCTOR, puede comprender mejor qué es la rivalidad entre hermanos, las señales a las que debe prestar atención y cómo puede ayudar a sus hijos a aprender a llevarse bien.
¿Qué es la rivalidad entre hermanos?
La rivalidad entre hermanos es una etapa natural del desarrollo, especialmente cuando los niños tienen edades cercanas.
“Esto puede ser más pronunciado cuando los hermanos tienen una edad cercana, en cuyo caso una diferencia de dos años o incluso de 18 meses puede dar lugar a enfrentamientos y competencias más frecuentes”, afirmó el Dr. Adelayo. “Cuando hay una diferencia de edad mayor, los hermanos mayores suelen ser más cariñosos y afectuosos, ya que no compiten directamente por el mismo nivel de atención”.
La rivalidad entre hermanos también tiene un componente evolutivo natural. Los niños ansían la atención de sus padres. Los niños compiten porque, en su opinión, ganarse la atención de sus padres podría significar satisfacer sus necesidades más rápidamente.
“Cuando llega un nuevo hermano, es natural que el hijo mayor se sienta territorial o resentido”, dijo la Dra. Adelayo. “Después de todo, hasta que llegó el nuevo miembro de la familia, tenía toda tu atención. Ahora, de repente, tiene que compartirla con alguien nuevo. Esto puede ser un gran cambio”.
Señales de rivalidad entre hermanos
La rivalidad entre hermanos puede manifestarse de muchas maneras, según la edad y la personalidad de cada niño. A continuación, se indican algunas señales comunes a las que hay que prestar atención:
- Discusiones o riñas constantes: los niños pueden discutir por cualquier cosa, incluso por cosas pequeñas como quién se sienta en qué lugar a la mesa. Es posible que escuches “¡Ese es mi lugar!” o “¡Yo tenía el juguete primero!”.
- Quejas o chismes: si un niño te cuenta con frecuencia cada movimiento de su hermano, es posible que esté buscando validación. Puede decir cosas como “¡No me deja jugar con sus juguetes!” o “Está siendo malo conmigo otra vez”.
- Peleas físicas: empujar, golpear, morder o arrebatarle juguetes a otro es una señal común, especialmente en niños más pequeños.
- Competencia por elogios: declaraciones como “¡Soy mejor en esto que mi hermano!” muestran una necesidad de destacarse.
- Conductas de búsqueda de atención: los niños pueden comportarse de forma extraña o exigir atención cuando se sienten excluidos o eclipsados por un hermano. Es posible que notes que un niño interrumpe tu conversación con su hermano o hermana diciendo “¡Mírame!” o “¡Mira lo que puedo hacer!” para llamar tu atención. [Consulta: 9 señales de que tu hijo está hambriento de tu atención ].
- Enfurruñado o retraído: si un niño a menudo parece retraído o molesto después de las interacciones con su hermano, puede deberse a rivalidad o celos.
Estos comportamientos son normales, pero pueden indicar que su hijo se siente inseguro o preocupado por su lugar en la familia. Reconocer estas señales puede ayudarle a orientarlo en una dirección positiva.
Consejos para fomentar la armonía entre tus hijos
1. No tomes partido
Una de las mejores maneras de gestionar la rivalidad entre hermanos es evitar tomar partido.
“En lugar de etiquetar a un niño como correcto o incorrecto, concéntrese en ayudar a cada niño a expresar sus sentimientos”, dijo el Dr. Adelayo. “Escuche a ambas partes y guíelos hacia una resolución justa. Tomar partido puede empeorar la rivalidad”.
2. Evite las comparaciones
Es tentador usar a un niño como ejemplo para alentar a otro, pero esto puede generar resentimiento. “Comparar a los hijos puede generar sentimientos de favoritismo o inferioridad a largo plazo”, afirmó el Dr. Adelayo.
En lugar de eso, celebre las fortalezas únicas de cada niño y haga un esfuerzo consciente para ser coherente al establecer expectativas. Cuando los niños se sienten valorados por lo que son, es menos probable que se resientan entre sí.
3. Dar a cada niño una atención especial
“El tiempo que pasamos a solas con cada niño lo ayuda a sentirse valorado”, dijo la Dra. Adelayo. “Es importante programar un tiempo individual con cada niño y hacerle saber cuándo será su momento especial con usted”.
Dedica unos minutos cada día a hacer algo especial con cada niño, ya sea leerle un cuento, jugar un juego o simplemente hablar. Este tiempo les reafirma que son importantes para ti y puedes evitar posibles desencadenantes de celos.
4. Fomentar el trabajo en equipo
Ofrécele a tus hijos la oportunidad de trabajar juntos. Puede ser una tarea sencilla, un juego o un proyecto en el que se ayuden entre sí. Por ejemplo, podrían trabajar juntos para poner la mesa o hacer una manualidad divertida. Cuando los niños trabajan en equipo, aprenden a cooperar y a construir un vínculo más fuerte.
5. Establecer reglas familiares claras
Asegúrese de que sus hijos sepan que ciertas conductas, como pegar o insultar, no están permitidas. Explíqueles que ser amable y respetuoso es importante para todos. Sea coherente con cada niño.
“Cuando todos siguen las mismas reglas, los niños se sienten tratados de manera justa, lo que ayuda a reducir la rivalidad”, dijo el Dr. Adelayo.
6. Elogie las interacciones positivas
Cuando veas que tus hijos se llevan bien o se muestran amables, elógialos por ello. Di algo como “¡Me encanta lo bien que se lo pasaron!” o “Gracias por ayudarse mutuamente”. Esto ayuda a reforzar el buen comportamiento y los anima a hacerlo más a menudo.
7. Déjenles resolver los conflictos menores.
“Puede ser útil permitir que los niños resuelvan pequeños desacuerdos de forma independiente, siempre que sea seguro”, afirmó el Dr. Adelayo. “Esto les ayuda a desarrollar habilidades para la resolución de problemas y a darse cuenta de que no siempre necesitan la intervención de un adulto”.
A veces, después de una discusión, los niños la superan de forma natural y buscan algo divertido para hacer juntos. Enseñar a los niños a resolver conflictos les da confianza y les ayuda a desarrollar habilidades para las relaciones que duren toda la vida.
8. Sepa cuándo intervenir
No todas las discusiones requieren tu atención. Sin embargo, si las cosas se ponen tensas o se ponen violentas, interviene con calma para evitar que se lastimen. Aborda el problema sin tomar partido y guíalos hacia una solución pacífica.
9. Apoyar los intereses individuales
Cada niño es único. Anímelo a explorar sus propios pasatiempos o intereses. Esto lo ayudará a sentirse seguro de quién es y reducirá la necesidad de competir con su hermano.
“Cuando los niños se sienten bien con sus propios talentos, es menos probable que sientan celos o se comparen”, dijo el Dr. Adelayo.
10. Sea un modelo a seguir
Los niños aprenden observándote. Al mostrar respeto, paciencia y empatía en tus interacciones con los demás, estás dando un ejemplo positivo. Los pequeños actos de bondad entre tú y los demás tienen un gran impacto en la forma en que tus hijos se tratan entre sí.
Llevar
La rivalidad entre hermanos puede resultar agotadora, pero recuerde que es una parte normal de la vida familiar. Con paciencia y las herramientas adecuadas, puede ayudar a sus hijos a formar una relación sana y positiva que perdure.
Al enseñarles habilidades de comunicación, establecer límites y celebrar las fortalezas únicas de cada niño, les está dando una base para un fuerte vínculo entre hermanos. Con el tiempo, aprenderán a verse no como rivales, sino como compañeros de equipo.